Así, los testamentos contienen contraseñas de perfiles en redes sociales, contraseñas de cuentas de Spotify o Evernote, o datos de acceso a cuentas de PayPal con activos disponibles. De esta manera, la persona al morir, no dejaría nada de valor que se quedara sin utilizarse, pues el que reciba la herencia de una cuenta de PayPal podría acabar de gastarse el dinero que contiene, ser el propietario de una cuenta premium sin finalizar de cualquier servivio online, quedarse con las canciones descargadas desde servicios como iTunes, o administrar las fotos de la persona que se ha ido.
Nuestra identidad digital toma cada vez mucha más parte en nuestra vida, y nos hace quienes somos, por ello, Facebook nos permite desactivar una cuenta de alguien que ha fallecido, pero perderíamos las fotos que ahí se almacenan, por lo que al dar la contraseña a alguien querido, éste podría rescatar las fotos antes de ser borradas. En un mundo en el que los álbumes de fotos físicos ya casi no se utilizan, esto podría permitirnos conservar la memoria de esa persona a la que tanto queríamos y recordarla más tarde.
Investigando más sobre el tema, encontré un servicio con el ánimo de ayudar a la gente a realizar estos repartos de "herencias digitales", se llama iCroak y permite administrar nuestros activos digitales una vez muramos de forma que vayan a parar a quien queramos. Es un servicio de pago anual, al que tendrían acceso los "guardianes" de nuestra herencia una vez muramos, al habérsele enviado un nombre de usuario y una contraseña para poder desbloquear el acceso a los activos que le toquen, pasándo a ser él el propietaro de los mismos. Libros, música, fotos, que se encuentran en la nube, o cuentas en videojuegos online no se perderían para siempre al no tener acceso a ellas.
Es una idea muy interesante, y con mucho sentido pues es verdad que cada vez nuestras pertenencias pasan a ser más digitales que físicas, y si mueres y nadie más sabe tus contraseñas, dejarías cosas en las que has gastdo dinero en vida (al igual que en las físicas) desaparecidas, por no tenerse acceso a ellas.
¿Vosotros que opinaís? ¿Dejariáis a vuestras personas más queridas vuestro legado digital? ¿O preferirías que se perdiera el acceso al mismo para siempre?
Eugenio Ponz Pelufo
Es impresionante como evoluciona nuestra capacidad de concepción y confianza en la red. Pese a que aparecen muchísimos casos de hackear, se nos superpone la idea de que puede ser perfectamente salvados todos nuestros datos. Por supuesto, siempre habrá una pequeña duda, pero a medida que avanzamos los soportes físicos pierden más valor, por eso en las encuestas salía que en 2020 el 25% de las personas decían que las fotografías impresas desaparecerían y el 14.5, que los libros físicos.
ResponderEliminarA mí no es que me parezca mal este tipo de herencia, pero no debería convertirse en un centro el hecho de volcarlo todo en la red como medida de seguridad, sí contraseñas o redes sociales, pero hay otros sistemas de almacenaje más seguros para cosas mucho más personales.