Las empresas están cada vez más pendientes de lo que sus empleados (o aspirantes a serlo) cuelgan en sus redes sociales. Ya sea por una fotografía inapropiada del sujeto en cuestión o por nombrar algún dato confidencial de la corporación, lo cierto es que los despidos por causas de esta índole aumentan diariamente. ¿Las razones? Imagen y reputación, generalmente, aunque también por cuestiones de seguridad, ya que aunque parezca mentira, y según otras encuestas, hay un número alarmantemente alto de trabajadores que aseguran no solo tener acceso a datos confidenciales de la empresa (algo normal, si su cargo así lo implica), sino que estarían dispuestos a utilizarlos con ánimo de lucro. Según un estudio elaborado por Joan Goodchild, editora de CSO Magazine (revista profesional en torno a la seguridad de la información), algunos de los empleados entrevistados admitieron que copiarían datos y archivos electrónicos para llevárselos consigo cuando fueran despedidos…por lo que pudiera pasar.Un estudio reciente de la empresa de seguridad digital Proofpoint reveló que el 7% de las empresas habían despedido a algún trabajador por causa de su actividad en redes sociales. Un 20% afirmaron que habían amonestado a sus empleados por esta misma razón. En Facebook se puede encontrar un grupo denominado Fired because of Facebook ("Despedidos por culpa de Facebook") creado por Travis Megale, profesor de instituto. Él pretende que sirva para concienciar y prevenir a la gente del alto coste que pueden tener errores cometidos inconscientemente: “He visto a compañeros de trabajo publicar comentarios o fotos que si fuesen vistos por las personas equivocadas, podrían ocasionarles el despido”
Los empresarios son conscientes de que esto podría llegar a ocurrir, pero aun no existe ninguna política que regule el uso de las redes sociales dentro del funcionamiento interno de la empresa. Algunos optan por bloquear el acceso a estos espacios para que sus empleados se limiten a trabajar, pero nadie puede controlar lo que hacen éstos al llegar a sus casas.
En cualquier caso, Joan Goodchild señala seis meteduras de pata con las que un empleado o empleada podría perder su puesto de trabajo por un uso inadecuado de sus redes sociales:
1. Publicar comentarios negativos sobre la empresa: ¿Quién de nosotros no ha escrito alguna vez en Facebook o Twitter sobre el descontento que nos producen ciertas clases o profesores? Este hecho no tiene mayor importancia en este contexto (a no ser que el docente en cuestión sea nuestro follower), pero en el mundo laboral puede repercutir y mucho. Así que mejor no publicar este tipo de comentarios.
2. Defender a la empresa en una discusión online: Las intenciones pueden ser todo lo buenas que uno quiera, pero si no eres profesional de relaciones públicas...puedes meter la pata hasta límites insospechados.
3. Comentar asuntos confidenciales en medios públicos: Ninguna red social es 100% segura, y por mucho que configuremos la privacidad de nuestro perfil de una forma o de otra, Facebook puede cambiarla a su antojo (y no sería la primera vez que ésto ocurre) Así que, si es estrictamente necesario que hablemos de información empresarial privada, llamadita por teléfono o quedada para tomar un café, como se ha hecho durante toda la vida.
4. Fingir ser otra persona: Este es un punto que parece obvio, pero ocurre. Ya sea para participar en debates online sobre la empresa o por cualquier otro motivo, el sujeto en cuestión debe dejar claro su relación con la misma, y no aparentar ser quien no es.
5. Dar demasiada información sobre la vida privada: Fotografías, estados comprometedores, comentarios fuera de lugar...Un empleado que tenga publicado algo que refleje la borrachera que tuvo el fin de semana anterior, por ejemplo, corre el riesgo de recibir una amonestación o incluso el despido. Por no hablar de los que son candidatos a ingresar en una empresa o corporación, ya que sus acciones son vigiladas con lupa.
6. Publicar contenidos de mal gusto o posiblemente ofensivos: Si crees que esa foto que te produce tanta gracia podría ser vista con malos ojos por algún tipo de superior, mejor la cuelgas en tu cuarto.
En tiempos en los que todos estamos expuestos al escaparate de las redes (en mayor o menor medida), la identidad virtual que construimos y desarrollamos puede ser un impulso y un obstáculo para nuestra vida real. Pasarse el día actualizando el estado contando lo que piensas, lo que comes e incluso dónde estás, puede resultar contraproducente, sobretodo ahora que Internet es una fuente de información importantísima a la hora de conocer a los posibles futuros trabajadores de una empresa. Muchos directivos no tienen reparos cuando se trata de "espiar"a sus candidatos a través de la red, por eso es importante que nuestra identidad virtual también esté enfocada hacia un perfil laboral basado en la verdad, en la no tergiversación de los hechos, en la coherencia del comportamiento y en la confianza.
Irene Benlloch Cabiedas
Sigue sin parecerme justo que las empresas indaguen en los perfiles virtuales de sus trabajadores, ya que éstos están creados para disfrutar del tiempo libre en su vida privada, no es algo totalmente público (a no ser que tengan agregado al jefe, que entonces, sí que es culpa suya).
ResponderEliminarNo obstante, esta práctica de espiar a los trabajadores e incluso llegar a despedirlos por culpa de lo que han encontrado de ellos en las redes sociales y no por el trabajo por el que está verdaderamente contratado (práctica que creo que es alegal, de momento)me parece demasiado controladora, dejando ya sin espacio "libre" al usuario virtual.
Una cosa es dar mala publicidad de la empresa, o verter comentarios sobre compañeros o temas laborales en las redes. Eso, dentro de lo que cabe, sí que entendería que al perjudicar a la empresa, ésta reaccionara contra el trabajador. Sin embargo, los temas relacionados con las fiestas a las que vaya una persona, sus desfases, sus opiniones políticas, etc. no me parecen en absoluto una razón para que las empresas actuen en contra de la persona, ya que todos tenemos una vida dentro y fuera de la empresa.
Desgraciadamente, creo que Irene tiene razón, y tendremos que controlar el tipo de información que decidimos colgar en Facebook... porque a la larga, todo pasará factura.
Lorena Cano Orón