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jueves, 24 de noviembre de 2011

National Strategy for Trusted Identities in Cyberspace.

El nombre así de entrada parece que como poco, intimida, y a decir verdad no es para menos.
Este es el nombre que recibe una de las propuestas que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama presentó a principios de año y que de implantarse, estaría en vigencia el año próximo. El proyecto en sí consiste en la creación de un sistema de identificación para cada ciudadano para crear un "un ecosistema de identidad". Tal ecosistema se desarrolla en el National Institute of Standards and Technology con tal de crear el soporte que sirva para identificar al usuario. Se ha descartado el uso de la contraseña y se ha apostado por la creación de una tarjeta inteligente.

Se cree que esta medida puede ser muy beneficiosa porque de ese modo la seguridad tanto dentro de la red como fuera de ella aumentaría. Esta medida busca el control de actos de espionaje o terroristas. Si el Gobierno tiene conocimientos a cerca de quiénes son las personas que desarrollan cada acción virtual, se prevee que se reducirían los ataques por temor a ser descubierto. ¿Y los delitos virtuales? La piratería, la circulación de imágenes ilegales, las estafas, los robos,etc. Todo eso se eliminaría o como poco se reduciría drásticamente viendo lo sencillo que parece poder atrapar al culpable. El Departamento de Comercio sería uno de los que encabezarían el desarrollo de esta iniciativa buscando que una mejor identificación en Internet aumente las cifras del comercio virtual. 



Hasta aquí nada sospechoso. Ahora bien, el problema es que se plantea la posibilidad de que esta identificación ciudadana sea obligatoria para acceder a la red  y de esa manera no se podría actuar de forma libre. En primer lugar se violaría el derecho al anonimato y si se desea el acceso a la world wide web hay que pasar por el aro. El Estado estaría al tanto de cada movimiento que se efectuaría y los ciudadanos no podrían expresarse tal como quisieran teniendo en cuenta que alguien sabrá que es su identidad la que ha obrado de cierta manera. En segundo lugar, se teme verdaderamente por la información que se pueda almacenar de cada usuario porque la idea del proyecto es que ésta sea gestionada por una empresa privada. De esa forma la privacidad de los internautas vuelve a ser violada una vez más. Por último, existe el miedo a que el sistema de esa empresa privada sea hackeado y los datos de los cibernautas circulen libremente recibiendo un uso inadecuado.

Es por ello por lo que a cuestión suscita una cierta polémica desde hace meses y es difícil conciliar las partes. Seguridad o Privacidad, ¿Qué tiene más valor?




Lucía Castillo Monteagudo

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